Al igual que otras plantas de su familia, la Dulcamara posee virtudes medicinales y curativas. Aunque pueden utilizarse las hojas y la corteza de la planta, lo más habitual es utilizar los tallos que no tienen ramas (estípites).
La planta es usada en afecciones reumáticas, como depurativa para tratar la acumulación de líquidos, en los edemas de las piernas o para tratar la gota; en problemas de circulación por presión arterial demasiado elevada o colesterol que conllevan un fluido deficiente de la sangre; como antipletórico, reduciendo el volumen de sangre en el organismo y facilitando la circulación, en problemas de obesidad relacionada con acumulación de líquidos en el organismo ocasionado por una micción insuficiente. También se ha utilizado para el tratamiento de las piedras del riñón.
El poder sedante de esta planta se ha utilizado para paliar los ataques de tos en los asmáticos. Por sus efectos depurativos se pueden eliminar aquellas impurezas de la sangre que se reflejan en la salud de la piel.
Externamente, el líquido resultante de la decocción de los tallos se puede utilizar para el tratamiento de las enfermedades de la piel, principalmente en lo que se refiere al eccema, la psoriasis y las úlceras. Los alcaloides de esta planta, junto con los de otras solanáceas forman parte de ciertos preparados que se utilizan en investigación médica para frenar el avance del cáncer de piel. Los frutos de la dulcamara formaban parte de la cosmética de la Edad Media, con ellos se preparaban cremas que se utilizaban para la belleza del cutis. Sin embargo existen referencias de como la aplicación de las bayas frescas sobre las heridas abiertas o las mucosas de la piel han producido reacciones adversas en las mismas.
Peso | 100 g o 1 kg |
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